Conclusion
La teoría crítica
de Deetz resulta muy atractiva por los valores corporativos que defiende:
participación democrática, justicia, igualdad, diversidad y cooperación. Sin
embargo, estos ideales no se manifiestan con claridad en su visión
constructivista de la comunicación. Por ejemplo, el mismo autor reconoce que la
idea de democracia corporativa es muy difícil de llevar a cabo en las
organizaciones (Griffin, 2009).
Si bien, la
participación de todos los involucrados en la vida corporativa es una idea muy
tractiva, la incorporación de los diferentes grupos de interés o stakeholders
no se logra integrar y definir funcionalmente con claridad, ya que la forma de
quitar poder a la alta dirección y pasarla a los demás interesados o afectados
por la organización resulta sumamente complicada desde el punto de vista
teórico y práctico.
Pese a todas estas
limitaciones, se considera alentador el hecho de que algunas compañías estén
intentando modelos más participativos para la toma de decisiones (Griffin,
2009), y que el movimiento crítico haya podido hacer reflexionar a los involucrados
sobre la importancia de “humanizar a la empresa”.
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